Espacio de Arte Contemporáneo en el antiguo Convento de Madre de Dios, Sevilla

La intervención interpreta el lugar donde se inserta como un contexto continuamente alterado a lo largo de los siglos, un espacio cambiante producto de las transformaciones sucedidas en el tiempo que lo han ido marcando con diversas huellas y cicatrices. El proyecto parte además de una reflexión en torno a la creación del arte contemporáneo, su condición imprevisible y la disolución en numerosas ocasiones de los límites entre el espacio de producción y el de exposición. Al rememorar algunas obras de este siglo (como Shibboleth de Doris Salcedo que fracturaba el suelo de la Tate Modern de Londres en 2007, High plane V de Katrin Sigurdardottir en la P.S.1 del MoMA de Nueva York en 2006 que ocupaba el falso techo de la sala expositiva o, por citar un ejemplo sucedido en este espacio sevillano, la de los artistas urbanos Esto no es un graffiti llevada a cabo en 2012) podemos reconocer que buena parte de la expresión del arte actual entiende el espacio arquitectónico como materia de trabajo. Así un espacio de exposición podría quedar en puntos suspensivos, como si de un relato inacabado se tratase, a la espera de que cada exposición venga a completarlo. El espacio museístico contemporáneo podría asemejarse entonces al espacio teatral, cambiante en el tiempo. Proyectamos un revestimiento continuo formado por listones de madera separados entre sí, que como si de una tramoya se tratase posibilita que sobre él se puedan llevar a cabo todo tipo de exposiciones: clavadas, colgadas, apoyadas y conectadas a las instalaciones que discurran entre ellos. El revestimiento de listones deja ver la fábrica de ladrillo entre sus separaciones, tatuada por el rastro del tiempo que, como diría Marguerite Yourcenar, es el mayor de los escultores, mostrando las heridas de los distintos lienzos, las fenestraciones corregidas y la escala de los muros pautados por los huecos. La intervención arquitectónica, entendida como una instalación en el espacio encontrado, admite su ejecución paulatina y reversible a lo largo del tiempo. Una primera actuación posibilita el uso de este espacio limitándose a desvelar las capas que ocultaban los lienzos de ladrillo y proponiendo una nueva carpintería en el claustro. Este estado presente hoy día remite a un momento intermedio de la obra que debió suceder a partir del cual todas las opciones son de nuevo posibles.




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