Casa Cocobolo

Encaramada en el borde de un acantilado de 40 metros de alto mirando hacia el horizonte del océano y costa hacia el sureste, se encuentra la Casa Cocobolo.

Lleva el nombre de los árboles que viven en el bosque y el cañón del río justo al lado de la casa.
Se camina por el lado de éste bosque para llegar a la casa desde el norte, y al pasar, entre la vegetación y el paisaje, se deslumbran destellos de la vista al horizonte oceánico.

Está ventilado pasivamente; hace un gan uso de la abundante brisa fresca del acantilado, lo que permite sumergirse aún más en la sensación de estar en el lugar. Su techo en voladizo atrapa la brisa que sube por el acantilado y la canaliza dentro de la casa, igualmente canaliza el sonido del mar, y aunque está a más de 100m de la misma, se vive el retumbe de las olas dentro de la casa plenamente.

Al llegar al pie de la casa, aún estás a un metro más o menos por encima de la entrada principal; hay que bajar entre una colina y el bosque para llegar al nicho en el que se ubicada la casa.
Caminando por los peldaños independientes, largos y altos, se llega a la entrada principal, el cual está marcada por un techo de hormigón de textura rugosa. La puerta principal se abre a un pequeño pasillo de doble altura, y se accede a un muro bajo que da intimidad a la llegada y privacidad al resto de la casa.
A la derecha: una escalera de madera maciza que cuelga sobre un jardín de piedra de río que se extiende más allá de la pared de vidrio que da al jardín circundante.

A la izquierda y arriba en el cielo, un volumen de metal Corten en el techo se extiende desde el pasillo superior y te llama a entrar a los espacios sociales de la casa.
Al acercarse a éste volumen metálico, más allá y bajando unos pocos escalones de concreto martelinado, se ve la espaciosa sala de estar cuyo piso de concreto pulido se extiende a través de puertas de vidrio sin marco a una terraza de techo alto. Esta terraza, a su vez, se delimita en dos lados con una lámina de agua negra de borde “infinito”; una combinación de terraza húmeda y piscina con agua al nivel del piso, que actúa como un espejo de agua negra que efectivamente refleja el horizonte y las nubes más allá. Esto tiene el efecto de conectar visualmente éste espacio con el océano , y las nubes.

Al acercarse a estas gradas de concreto, se llega debajo del volumen de Corten, que resulta ser una parte de una línea de un metro de ancho del mismo metal que se extiende hacia el océano, pasa sobre una mesa de comedor de concreto, la terraza adyacente y un árbol de Cocobolo más allá, para luego extenderse sobre el acantilado como un dedo de metal apuntando al horizonte. Este es la parte de abajo del volumen del balcón que se extiende desde el dormitorio principal ubicado arriba.

Al lado del comedor se encuentra la cocina, ambas abiertas a una amplia terraza de madera que tiene un espejo de agua en el borde del acantilado que también refleja el océano. En este espejo hay un pozo de fuego (éstos dos detalles están por construirse). Sobre la cocina y el comedor hay dos dormitorios y un baño compartido. Ambos miran al océano y a ésta terraza. Detrás de la pared de la cocina hay una oficina, un baño pequeño y despensa.

A medida que se baja a la sala de estar, se ve, a la izquierda, un bosque y a la derecha y al frente, el océano.

Al atravesar la sala se llega a la terraza, y ves que tiene una altura de doble y media. Colocadas alrededor de este espacio, uno en la terraza, y el otro en el suelo hacia el bosque, son dos columnas finas, altas y redondas que sostienen arriba los grandes aleros que sobresalen del techo. Desde aquí se ve el dormitorio principal ubicado encima de la sala. Desde allí también se ve la costa de la Playa Malpaís. Al lado de la habitación se encuentra el baño principal, que da al bosque. Es desde este dormitorio desde donde se extiende el balcón de dedo, de hecho es el que lo saludo al entrar al dormitorio.

De vuelta al vestíbulo principal, se toman las gradas colgantes de madera maciza, ese pasa junto a la entrada de los otros dos dormitorios a la derecha, al lado del espacio abierto hasta la sala de entrada y un corredor de ventilación. Hacia el final del pasillo, está el volumen de Corten que se vio desde el vestíbulo principal, y un piso elevado de madera que pasa por debajo de la puerta del dormitorio, ambos elementos marcan la entrada, al dormitorio principal.

Al abrir ésa puerta, se ve otra pared Corten más pequeña y más larga, a la altura de la barandal, que comienza inmediatamente a la derecha y continúa hacia afuera, a lo largo del dormitorio, a través del puerta de vidrio, y se convierte en el barandal derecho del balcón / mirador. Este balcón es una pasarela de piso de tablón de madera que comienza visualmente en la entrada de la habitación, y se extiende fuera por puertas de vidrio sin marco, sobre la terraza de abajo, pasa junto a un árbol cocobolo (el que también penetra en el techo), sobresale por debajo del alero del techo principal y termina en un pequeño espacio abierto, lo suficientemente grande para dos sillas, con un frente de barandal de vidrio que apunta hacia el horizonte del océano y se coloca sobre el vacío de 40 metros de altura del acantilado de granito y el frente de playa verde tropical.

Ficha de Cocobolo

• Ubicación: Montezuma, Puntarenas, Costa Rica.
• Período de construcción: 2015- 2016.
• Diseño: Arq. Victor Cañas
• Equipo de diseño:Arq. Sara Araya, Arq. Andrés Cañas, Arq. Ricardo Chaves con la colaboracion de Arq. Silvia Prada
• Diseño Estructural: Ing. Ricardo Solano.
• Diseño Electromecánico: ECG Ingenieros Roberto Donadio.
• Diseño de Jardines: Thoren Ingals
• Construcción: Arq. Silvia Prada- Thoren Ingals
• Fotografía: Fernando Alda

Fecha
06/02/2019

Arquitectos
Cañas Arquitectos
Cañas, Andrés
Cañas, Víctor
Chaves, Ricardo
Prada, Silvia

Colaboradores
Ing. Ricardo Solano (Diseño estructural)
ECG Ingenieros Roberto Donadio (D. Electromecánico)
Thoren Ingals (Diseño de jardines)
Arq. Silvia Prada - Thoren Ingals (Construcción)